Una neuquina a la que el convenio colectivo le cambió vida

Comenzó cuando apenas tenía 13 años. Las necesidades la llevaron por variadas ocupaciones, pero al final el esfuerzo tuvo recompensa.




NEUQUÉN (ED). — “Cómo no voy a estar feliz, si en esta vida he trabajado de barrer veredas por comida, de juntar cartones para solventar los gastos de mí hijo Matías Quijada ,de ser empleada doméstica, niñera, empleada de comercio nocturno, de trabajar en un guardarropas en un boliche bailable, de ser vendedora en una feria de ropa…” La historia de Andrea Lobos es una historia de trabajo, esfuerzo y superación; de esas que emocionan, conmueven y, por qué no, de las que invitan a salir adelante a quienes la tienen complicada.

Andrea es una neuquina a la que la vida puso frente a su primer esfuerzo laboral cuando apenas tenía 13 y, como pudo, incursionó en la jardinera. Desde entonces las necesidades la llevaron por un amplio abanico de ocupaciones, en las que alternó buenas y malas.

Pero tanto esfuerzo tuvo su recompensa y ahora le toca vivir una muy buena ¿El motivo? Acaba de lograr la estabilidad laboral, gracias a los convenios colectivos de trabajo que el gobernador Omar Gutiérrez rubricó con la dirigencia de los gremios que nuclean a los trabajadores de la administración pública neuquina. Nadie le regaló nada, pero es un reconocimiento, un merecido reconocimiento porque el mismo esfuerzo que desplegó en el ámbito privado, lo despliega en el estatal.

“Gracias a las personas que me aguantaron en la Ciudad Deportiva, en Seguridad y donde hoy me toca estar! Nada fue fácil porque como mamá se han perdido varios momentos vividos por los hijos, pero lo gratificante es saber que ellos te vieron y ven ganarte la vida trabajando y quiero inculcarles la cultura del trabajo”, escribió Andrea.

“Nunca me animé a ser lavacoches, pero recorrí el barrio Santa Genoveva rebuscándomela”, dijo esta ahora agente de planta que recorrió casa por casa del barrio La Sirena para ayudar a los adultos mayores, que estuvo en el ministerio de Seguridad y que hoy se desempeña en el de Gobierno y Educación.

Cuando irrumpió la pandemia, estudiaba enfermería en un instituto y el abandono de la carrera le significó un duro golpe. Ahora sus lágrimas son por otro motivo: “Lloro de felicidad, lloro de ver y saber que todo esfuerzo tiene su recompensa! Hoy firme mi planta”, expresó en su cuenta de Twitter y agregó: “Gracias a mis padres que siempre me enseñaron a trabajar y que todo se obtenía trabajando”.

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