NEUQUÉN (ED) — La inseguridad que se propaga a lo largo y ancho del país, en especial por sus grandes conglomerados urbanos, tiene su correlato en la ciudad de Neuquén, donde -como suele decirse- nadie está exento. Menos aún los delivery que se han convertido en blanco de los delincuentes.
El problema no es nuevo, pero parece haber recrudecido. Sin ir más lejos hace apenas un par de días, uno de los repartidores sufrió el robo de su moto, en la calle Mitre al 700.
Según contó Nicolás, uno de sus compañeros, estaba esperando a que saliera la clienta cuando, como de la nada, irrumpieron dos jóvenes en otra moto, le apuntaron un revolver y se llevaron la moto. El vehículo en el que se movilizaban los hampones no tenía patente.
Como respuesta inmediata los delivery realizaron un bocinazo en la Avenida Argentina y reclamaron más garantías para realizar su trabajo que, en virtud de la pandemia, es esencial.
Entrevistado por LU5, Nicolás contó que en la ciudad hay unos 500 trabajadores y que “antes la zona más peligrosa era la del Oeste” pero ahora se extendió “al centro y los barrios que lo rodean”.
Mencionó además que hay circulación de personas fuera de los horarios permitidos, que los controles son en puntos fijos y que no se ve presencia policial en distintas zonas de la ciudad.
“Somos un blanco fácil para la delincuencia”, porque “tenemos un poco de efectivo que no es mucho, un teléfono que no baja de los 20 mil pesos, una bicicleta que no baja de 30 mil pesos o una moto que no baja de 80 mil pesos”, planteó Nicolás y dijo que -en las condiciones actuales- “no sabés si la vida te puede ser arrebatada por un sinvergüenza”.
Dijo que los robos de motos y bicicletas son frecuentes; y pidió seguridad para que él y sus compañeros no pierdan las herramientas de trabajo, con las que garantizan el sustento de sus familias. “El delivery es un trabajo que llegó para quedarse”, sostuvo y explicó que debe ser cuidado.
