Los monumentos neuquinos invitan a cuidarse

Opinión por Walter Ferreyra - lic.walter.ferreyra@gmail.com




Los tapabocas debutaron en Neuquén en su lucha contra la pandemia del coronavirus, y casi sin querer, impusieron moda en otros distritos como Buenos Aires, que recién este jueves estableció su obligatoriedad de uso.

El contagio multiplicado en el personal de salud de las filas bonaerenses sumó otra preocupación a la cartera nacional, que pese a las comparativas optimistas con otros países latinoamericanos, sigue en el ojo de la tormenta.

El tapabocas o barbijo casero como medida de prevención de contagios -no para el que lo porta- permitió ir delante de las necesidades y preparar el escenario. Punto a favor para una provincia que celebró su sexto caso recuperado.

Ayer el mismo monumento al General San Martín, como otros de la ciudad amanecieron con sus bocas tapadas, el efecto contagio de prevención promete inundar todos los espacios públicos, en una arremetida que el propio coordinador de la subsecretaría de Cultura, Andrés Zerneri describió como “una forma creativa de divulgación”.

La iniciativa se sumó a otras tantas decisiones del gobierno local y provincial, bien encaminadas desde la emergencia, pero que no siempre resultan acompañadas por la gente y terminan chocando con la pared de las intenciones.

Aumentó la circulación de autos por el centro, en algunos barrios capitalinos como en el oeste, nunca descendió. La excusa de salir para comprar un paquete de azúcar, nos pone a prueba.  De día nos olvidamos del coronavirus, las bocas tapadas se hicieron parte de la escena.

Mientras todavía algunos analizan los grises que dejó el segundo de discurso de Alberto Fernández sobre la esperada flexibilización de oficios y la emergencia de otros por salir a correr con barbijos, persiste una sensación de que la cuarentena ya no es tal como cuando arrancó, nos relajamos.

Podría acusarse a un menor control de las fuerzas de seguridad, en línea con una intencionalidad nacional, totalmente opuesta al endurecimiento de nuestro vecino país de Chile. El aislamiento social obligatorio se está transformando más que nunca en un compromiso personal.

Algunos continuarán llevando su tapaboca o barbijo protegiendo el cuello, como los motoclistas que llevan sus cascos en la mano y otros, directamente lo obviarán. Pero siempre estarán nuestros monumentos, para recordarnos que la batalla recién empieza.

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