F1: Murió Niki Lauda, una leyenda

El triple campeón mundial austríaco de Fórmula 1, falleció a los 70 años de edad.




VIENA (AFP-NA) — El triple campeón mundial austríaco de Fórmula 1 Niki Lauda, cuyas imágenes atrapado en la cabina de su monoplaza en llamas dieron la vuelta al mundo hace más de cuatro décadas, falleció el lunes “en paz” a los 70 años de edad, anunció su familia.

“Con profunda tristeza anunciamos que nuestro querido Niki falleció en paz el lunes 20 de mayo de 2019, rodeado de su familia”, indicaron allegados del expiloto en un correo electrónico enviado a medios austríacos.

“Murió el lunes a las 20h30 (18h30 GMT) en el hospital universitario de Zúrich (Suiza)”, precisó una de sus colaboradoras a la AFP.

Según el medio austriaco Ö24, Lauda fue hospitalizado en una clínica privada suiza a mediados de mayo para una diálisis debido a un problema en uno de sus riñones, en los que se sometió a trasplantes en 1997 y 2005.

“No hay una causa precisa de la muerte”, declaró a la agencia austriaca APA Walter Klepetko, médico que le realizó el verano pasado un trasplante pulmonar de extrema urgencia, después de haber contraído un virus durante un viaje a Ibiza.

“Es el resultado de una larga evolución, al final el paciente se ha ido. Niki Lauda ha peleado. Era un hombre formidable, desde algún tiempo estaba claro que no volveríamos a verle en los circuitos”, añadió el médico.

Los gases tóxicos que inhaló durante su accidente en 1976 habían debilitado para siempre su organismo.

Lauda, una leyenda de los circuitos en los años 1970 y 1980, escapó por poco a la muerte aquel 1 de agosto de 1976, cuando sufrió un accidente durante el Gran Premio de Alemania, en el circuito de Nürburgring. Su monoplaza Ferrari se incendió tras una salida de pista y si sobrevivió fue gracias a la intervención de otros pilotos, después de haber pasado casi un minuto en la cabina.

Las imágenes del terrible accidente del entonces campeón del mundo conmocionaron al mundo entero. Pero Lauda, un luchador, volvió a la vida.

Seis semanas después de haber recibido la extremaunción en su cama de hospital, participó, para sorpresa de todos, en el Gran Premio de Italia, a pesar de su sufrimiento y las graves lesiones en el rostro.

En 1977, logró su segundo título mundial con Ferrari. Y en 1979 puso fin a la competición para fundar Lauda Air.

Pero en 1982 regresó a los circuitos al volante de un McLaren con el que en 1984 conquistó su tercer y último título mundial.

El hombre de la eterna gorra publicitaria, con la que escondía a medias sus cicatrices, se convirtió en presidente no ejecutivo de la escudería Mercedes en 2012 y siguió siendo omnipresente en los circuitos, donde se lo apreciaba por su experiencia y su honestidad, lamentando entre otras cosas que se perdiera “el aspecto de combate de gladiadores” de su deporte.

Nacido el 22 de febrero de 1949 en una familia de la burguesía comercial de Viena, Andreas Nikolaus Lauda, apodado Niki, tuvo cuatro hijos fruto de dos matrimonios.

Cuando no tenía ni 20 años, en 1968, disputó con un Mini Cooper que le había regalado su abuela su primera prueba automovilística, sin prevenir a sus padres. El preludio de una carrera de leyenda.

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